Esta obra reclama un lector más arduo, más emotivo y más crítico. Un lector pasivo desde luego va a encontrar la humanidad de un texto que de una en otra vez conmueve, de una en otra vez critica, siempre con la ganancia de atrapar y cuestionar.
A lo largo de esta prosa se destaca el valor de los personajes en sus propios conflictos y el papel que juega el tiempo y la fuerza de voluntad en cada una de ellos.
Es un libro donde nada está tan lejos o tan cerca como un sueño, dependiendo de la intensidad con que se sueñe. La invitación está hecha, lo gratificante de leer estos cuentos es el pago por el tiempo y la experiencia de leerlos.
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